Relato del pánico mismo.

Aquellos que irrumpe mis sueños. Ensordecedor lo que escucho. Trato de responder, pero sólo me deja sabor ácido en la boca y la saliva fría por el miedo que me infringe. El pánico me gobierna, me muevo hacia todos lados, pero sin ningun sentido. El aire se me acaba, me cuesta respirar. La luz se atenua cada vez más. Pero lo único que me vuelve en sí, es el viento, me renueva el aliento, el sudor se enfría, eso. Frío. Me descascara. Me voy rompiendo a cada paso, crujo cuando camino.

Cambio?

Esa noche de luna llena. Cuando solo era feliz. Ningun pensamiento vano e inoportuno gobernaba mi mente. Solo, y sin ninguna razón la felicidad era quien estaba en mi. No era yo misma. No era aquella persona fría y sin ánimos de siempre. Cuando todo me parecia gris y desolado. Por alguna razón luego de haber hablado con el Navegante fui felíz por primera vez en mi triste vida de soledad. Eso cambió. Creo que no era yo la triste y desganada, sino era yo la eufórica y feliz sin ninguna razón aparente.

Volar .

Simplemente volar, lejos del horror de esta puta ciudad. Donde podre esconderme?

Tormenta

Un perro ladra en la tormenta

y su aullido me alcanza entre relámpagos

y al son de los postigos en la lluvia

Yo sé lo que convoca noche adentro

esa calmante voz en la casona

tal vez deshabitada

Dice sumariamente el desconcierto

la soledad sin vueltas

un miedo irracional que no se aviene

a enmudecer en paz

Y tanto lo comprendo

a oscuras.. sin mi sombra

incrustado en mi pánico

pobre anfitrión sin huéspedes

que me pongo a ladrar en la tormenta...